viernes, 20 de abril de 2007

El juego del pueblo

Los dedos de la mano izquierda se cruzan, se frunce el ceño, la mano derecha se empuña y se empieza a mover el brazo en forma de péndulo, la mirada se agudiza, seis agujeros en una mesa con un tapete verde esperan lo que va a pasar, una cerveza fría y la música de cantina es la única compañía.

En medio del ruido de la música popular, el destapar de las botellas de cerveza y las conversaciones de viejos zorros en materia de billar, se crea el ambiente perfecto para disfrutar de este popular y entretenido juego.

“Jugar billar es la mejor forma para salirse de la monótona rutina de la vida diaria” con esta apreciación, Gilberto Martínez, uno de los tantos practicantes de este “deporte popular”, muestra la importancia de este juego en su vida.

No es de extrañar que esta popular práctica tenga tanta acogida dentro de los sectores mas populares de nuestra querida sociedad, puesto que es una forma de distraerse, salir de la rutina y compartir un rato con sus amigos con el acompañamiento de unas buenas polas.



“El billar es el mejor juego que existe, es entretenido, pero tiene su ciencia y esto se ve claramente en el Billar de bandas, esto no es para cualquiera, se requiere mucho talento para entenderlo y disfrutarlo”, con esta declaración, Librado Gonzáles, una de las tantas estrellas clandestinas de este juego, nos hace una especie de jerarquizaciòn del juego.

Esto no es para más, puesto que hay que recordar que el billar gira sobre dos estructuras básicas, el pool y el de bandas, el primero de estos consiste en meter las bolas enumeradas del 1 al 15 en su respectivo orden.

Por otro lado, el Billar de tres bandas, consiste en hacer en lo que en el medio se le conoce como carambolas, es decir, lograr que la bola que se golpea al principio con un palo delgado con una pequeña base en la punta llamado taco, logre impactar las otras 2 bolas que se requieren para el juego.

Muchas son las variedades de juegos o practicas que pueden salir a raíz de estas 2 bases del Billar, pero hay algo que no puede variar y es que quien lo juegue, inmediatamente quedara atrapado por el extraño encanto que este posee.



Jorge Mario Abadía